Hubo una vez un joven que caminaba por las calles de Roma, de un extremo de la ciudad al otro, para visitar a un pariente. Mientras caminaba, pasó al lado a una impresionante catedral y escuchó fuertes sonidos provenientes del edificio; sonaban como a martilleo.
Curiosidad Extrema
Decidió satisfacer su curiosidad y se acercó al edificio, abrió su pesada puerta monolítica (que crujió al abrirla) y se asomó dentro de la iglesia. Bueno , todo lo que pudo ver fue a un anciano frente a un enorme trozo de mármol, picando con cincel y martillo. El joven probablemente pensó para sí: “Bueno, debe ser algo muy importante porque ni siquiera me ha notado”; entonces, dejó la catedral y continuó su camino.
El Anciano Y El Proyecto
Días más tarde, regresó por la misma ruta. Parecía que el anciano seguía en el proyecto, por lo que decidió preguntarle qué estaba haciendo. Nuevamente se dirigió al portón, lo abrió y miró dentro. Para su sorpresa, había una gran estatua de un querubín, parado justo entre el presbiterio y el santuario, con sus alas plenamente desplegadas, como si estuviera en pleno vuelo, con una luz sobre él a través del ventanal de vidrio teñido, agraciando el frente de la iglesia.
No pudo evitar, en un instante, hallarse con la boca abierta junto al anciano. Se quedó mirando absolutamente sorprendido con una mirada confusa en su rostro. Simplemente no podía comprender cómo el anciano supo que había un ángel en ese trozo de mármol, por lo que le preguntó: “Señor, ¿cómo supo que había un ángel en ese trozo de mármol?”
Un Ángel Dentro De Ti
El anciano se volteó y le miró directo a los ojos y le contestó. “Hijo, hay un ángel en cada uno de nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es tomar un cincel y martillo y quitar todos aquellos trocitos que no se ven como de un ángel”.
Moraleja: Hay un ángel en cada uno de nosotros; tan sólo piquemos todas esas malas piezas que no se ven como de ángel y estaremos completos… con alas y aureola.
Fuente: http://www.motivateus.com/
La narración de hoy evoca mucho de lo que hace Dios en nuestras vidas. Si bien no creo que en realidad haya un ángel en cada uno de nosotros, sí lo estoy en cuanto a que hay una persona valiosa y realmente importante para Dios dentro de cada uno.
Diseño De Dios
Lo que ocurre es que el pecado ha agregado tanto lastre a nuestra vida que nos imposibilita para vivir de la manera en que Dios nos diseñó en primer lugar. Esa es precisamente la razón por la que necesitamos al Salvador, al Señor Jesús, para que sea Él quien, por Su obra de gracia, quite todo aquello que estorba y nos permita convertirnos en esas personas que no sólo pueden ser bendecidas sino que viven para bendecir a los demás.
¡Adelante y que disfruten de un buen fin de semana con la bendición del Señor!
Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán