La vida, esa perpetua metamorfosis, es meramente el prólogo antes del acto principal. Como señala Rick Warren, “invertiremos más tiempo en la eternidad, más allá de nuestro deceso, que en nuestra actual existencia terrenal”.
Bien Hecho, Siervo Bueno Y Fiel
Mis reflexiones cobraron un nuevo significado tras sumergirme en las palabras de Mateo 25:23, “Bien hecho, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Ven y comparte la felicidad de tu señor”.
Al deliberar sobre estos versos, visualicé mi llegada a los portales celestiales, rodeado por seres queridos, amigos y almas que, por gracia divina, hallaron la redención a través de mi ministerio.
Imaginé las expresiones de jubilo y las acogedoras sonrisas antes de un silencio sublime, con todas las almas formando un pasillo humano. Al final de este, vibró mi ser al contemplar al Maestro, invitándome a acercarme. Mis pasos, titubeantes, resonaron mientras lágrimas bañaban mis mejillas al escuchar, “Bien hecho, siervo bueno y fiel…”.
Transición Final
Este día marcará mi transición final, un paso de lo terrenal a lo celestial y espiritual. Juan 14:1-3 nos recuerda no turbar nuestro corazón, pues nuestras moradas eternas están siendo preparadas por el Señor, prometiéndonos un reencuentro celestial.
Las tribulaciones y dolores terrenales son efímeros en comparación con la promesa eterna. ¿Acaso no son las transiciones vitales ensayos para nuestra última transición? En las catacumbas, inscripciones proclaman la vida eterna en Cristo, recordándonos que nuestra existencia trasciende lo terrenal.
Limitando El Horizonte
Vivimos atados a lo efímero, limitando nuestro horizonte. Qué mezquino es aferrarnos al patio trasero de nuestra existencia, cuando podemos elevar nuestra mirada a las estrellas. El Salmo 39:4-5 refleja nuestra fragilidad y lo efímero de nuestra vida en comparación con la eternidad.
La relación con Dios nos brinda una nueva perspectiva y prepara nuestro espíritu para la transición final. La vida en esta dimensión celestial minimiza los temores y tribulaciones terrenales, enseñándonos a vivir con un sentido de eternidad.
Aprendamos de cada transición y permitamos que estas nos acerquen a la lección divina, a la guía de Su mano y al alcance de Su Espíritu.
Que Dios te guíe en la transición más sublime, recordando que la vida es un libro de capítulos que se cierran, permitiendo el comienzo de uno nuevo.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
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