En La primera parte vimos que el agradecimiento nos lleva a la adoración y esa es la llave perfecta. En esta segunda parte veremos que lo contrario es la indiferencia y eso nos conduce al contristamiento y a la depresión y ansiedad-
Salma 81:8-16.
“Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel (Pon tu nombre acá), si me oyeres,
No habrá en ti dios ajeno, Ni te inclinarás a dios extraño. Yo soy Jehová tu Dios,
Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré.
Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel ( pon tu nombre acá) no me quiso a mí.
Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.
Anhelo Divino
!!Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel!
En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, Y el tiempo de ellos sería para siempre.
Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría”.