“Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mi, porque yo te redimí” Isaiás 44:22
Quiero hoy observar atentamente la comparación de mis pecados como una nube. Las nubes son de muchas formas y sombras, de igual manera son mis transgresiones. Como las nubes obscurecen la luz del sol, y oscurecen el paisaje abajo, así también mis pecados ocultan de mi vida la luz de cara de Jehová, y me sienta en la sombra de la muerte. Cuando las nubes se cargan de agua cuando su medida está llena, entonces nos amenazan con tormenta y tempestad. De igual manera mis pecados amenazan con inundar mi vida con destrucción.
Qué gran acto divino aparece cuando la tempestad amenaza con destruir mi vida. El acto de la misericordia del Padre, EL ACTO NOTABLE del perdón divino — Dios mismo apareceen escena, y en su benignidad divina, en vez de manifestar Su enfado, da a conocer Su gracia
Él de inmediato y para siempre quita la sombra destructora de la nube y la sopla arrojándola bien lejos para que ya no empañe más mi vida. Contra el hombre justificado ninguno pecado permanece, la grande transacción de la cruz ha quitado eternamente sus transgresiones de él. Sobre la cumbre de Calvario el grande acto, mi pecado fue totalmente borrado.
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