Carta Abierta
Mi vida es una carta abierta que todos leerán. Necesito mirar las vidas de los demás como carta abierta la cual no puedo juzgar.
A veces hay personas que, por creerse fuertes y prósperas, se muestran duras con los débiles.
Este es un pecado que causa mucha tristeza.
La actitud que algunos adoptan de volver la espalda o juzgar los débiles y humildes causa profunda tristeza en las asambleas de los creyentes.
El Señor toma nota de estas acciones inspiradas por el orgullo y se enoja grandemente, porque ama a los débiles.
¿Eres tú uno de los afligidos de Sión y te ves molestado a causa de tu conciencia?
¿Te juzgan tus hermanos con severidad?
No guardes resentimiento alguno.
Recuerda que todos somos cartas abiertas.
Déjalo todo en las manos de Dios; Él es juez.
¿Por qué queremos usurpar su poder?
Él juzgará con más justicia que nosotros, y su juicio será el mejor; no queramos adelantarlo con prisas.
El opresor, de duro corazón, temblará aun cuando consiga su propósito sin castigo por el momento; que no olvide que sus actos orgullosos son notados y de cada uno de ellos dará cuenta ante el tribunal del Gran Juez.
¡Paciencia, alma mía! ¡Paciencia!
El Señor sabe tu angustia.
¡Jesús, tu Salvador, tiene misericordia de ti!
Señor, Gracias porque tú eres el mejor juez. Mi causa la dejo en tus manos. Amén.
Charles Spurgeon.
Libro De Cheques Del Banco De La Fe.
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