Mi película favorita de todos los tiempos es “Lawrence de Arabia” y, si tengo una escena favorita de ella, creo que es aquella en que Lawrence regresa triunfante del desierto Nefud, tras haber regresado para rescatar a Gasim, el árabe.
Cruzando El Desierto
El cruce del desierto Nefud es considerado imposible, aún por los árabes locales, pero Lawrence los convence de que, de esta manera, pueden tomar el puerto turco Aqaba por la retaguardia.
Habiendo llevado a cabo la sobrehumana empresa de atravesar este horno, se descubre que uno de los árabes, Gasim, había caído de su camello y, sin duda alguna, estaba muriendo en algún lugar del desierto. A Lawrence se le dice que toda noción de rescate es inútil y que, de todas maneras, la muerte de Gasim “está escrita”.
Regreando Con Vida
Cuando Lawrence logra lo imposible y regresa con Gasim todavía con vida, Sherif Ali le admite: “Verdaderamente, para algunos hombres nada está escrito excepto lo que ellos mismos escriben”.
Como un adolescente impresionable, cuando este film fue estrenado, quedé anonadado por el valor y falta de egoísmo de Lawrence al retornar al infierno del Nefud para intentar de hallar a un hombre que conocía poco en medio de la vasta expansión de un ardiente terreno y fui movido por el sentido de propósito de un hombre determinado a no tomar nada por “escrito” sino a forjar su propio destino.
Este sentido de antideterminismo y esta creencia de que todo es posible se quedó conmigo por siempre y continúa inspirándome en cosas grandes y pequeñas.
Roger Darlington
Fuente: www.rogerdarlington.me.uk
Determinismo Fatalista
La narración de hoy pretende mostrarnos que debemos liberarnos de toda actitud determinista y fatalista a la que podamos ser llevados por nuestra lectura interpretación de las circunstancias que nos rodean o por las experiencias que hemos tenido en el pasado.
Siempre debemos recordar que, aferrados de Dios y alineados con Sus propósitos para nuestras vidas, es mucho lo que podemos hacer para traer bendición a otros y gloria al nombre del Señor.
No se trata de que seamos superhumanos o que podamos lograr absolutamente todo lo que nos propongamos hacer, pero sí de que podemos alcanzar mucho de lo que la vida nos pone por delante si tan sólo le metemos ganas al asunto y estamos dispuestos a arriesgarnos y sacrificarnos por esa causa.
La pregunta fundamental, sin embargo, reside en si lo que emprendemos agrada a Dios o no.
Adelante y que el Señor les continúe bendiciendo.
Raúl Irigoyen
El Pensamiento del Capellán
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